sábado, 12 de junio de 2010

La perfecta combinación de cine e historia

TÍTULO: Waterloo

AÑO: 1970

PAÍS: Unión Soviética/Italia

DIRECTOR: Sergei Bondarchuk

GUIÓN: H.A.L. Craig

REPARTO: Rod Steiger (Napoleón Bonaparte), Dan O´Herlihy (Mariscal Michel Ney), Christopher Plumber (Sir Arthur Wellesley, Duque de Wellington), Sergo Zaqariadze (Mariscal Gebhard Von Blücher) y Orson Welles (Luis XVIII)

Siempre he sostenido que la Historia es el mejor guión de cine posible: está llena de personajes que pueden ser tomados como héroes o villanos según el director o los productores crean convenientes y sobre todo, historias capaces de conmover al espectador y conseguir un buen resultado en taquilla. Sin embargo, muchas veces productores y directores se ven tentados de cambiar ligeramente la Historia buscando dotar a los hechos que cuentan de una espectacularidad que atraiga a más y más espectadores. En algunas ocasiones estos cambios son tan grandes que cambia el sentido del hecho histórico por si mismo y nos encontramos con que de una violación de la Historia ha nacido una hermosa criatura.

Valga por delante que una película no es un libro de Historia. El objetivo de la primera es entretener y el del segundo, divulgar, pero si una película se va a basar en un hecho histórico debemos de pedir que lo haga con rigor, aunque estemos luego "obligados" a documentarnos sobre lo que en la cinta se cuenta, aunque sea para confirmar lo que se ha visto.

Y a colación de todo esto tenemos la cinta que nos ocupa, Waterloo. Producción italo-soviética en la que intervinieron como extras miles y miles de soldados del Ejército soviético se narra la épica batalla que enfrentó a las tropas francesas al mando de Napoleón Bonaparte (Rod Steiger) y Michel Ney (Dan O´Herlihy) contra las tropas anglo-prusianas mandadas por el Duque de Wellington (Christopher Plumber) y el Mariscal Von Blücher (Sergo Zaqariadze). Del resultado del encuentro entre los dos grandes genios militares de su tiempo (Wellington y Napoleón) se decidiría el destino de Europa y la manera en que esta se gobernaría durante los próximos años.

Con un buen ritmo pese a su largo metraje, Waterloo se pasa volando delante de los ojos del espectador al mismo tiempo que explica de manera concisa y detallada los hechos que llevaron a que la suerte de Europa se decidiese en aquel paraje de Bélgica. Otra cosa que también me gustó de la película fue la buena recreación de los vistosos uniformes napoleónicos y el gran "realismo" que da a la película contar con centenares de soldados rusos como extras encarnando a los soldados de Napoleón, Blücher o Wellington. Como comenté a mi amigo Juan Carandell, improvisado compañero de butaca la madrugada que la visionamos: "Parece como si hubiesen grabado de verdad planos de la batalla", tal era la fidelidad con la que los responsables de la película se enfrentaron a este proyecto.

En cuanto a los actores, todos y cada uno de ellos muestran un asombroso parecido con los personajes históricos a los que encarnan, especialmente Rod Steiger como Napoleón, Orson Welles como Luis XVIII y Sergo Zaqariadze como Blücher y construyen a sus personajes excelentemente, ayudando a dar la imagen de "documental" sobre la batalla.

En resumen, la atrevida incursión de Sergei Bondarchuk en el apartado del cine histórico se saldó con bastante éxito y nos lega una de las mejores cintas que he visto en mi vida.

3 comentarios:

  1. Gran noticia este blog. Has rescatado un clásico. Apunta a partir de ahora un lector más. Saludos, amigo.

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  2. Será un placer tenerte por aquí.

    Un saludo y suerte con los exámenes

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  3. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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